En algunos países como la India, Nepal, Kenia y
Níger, tener la menstruación es para las niñas un verdadero tormento que viven
con miedo y vergüenza, sintiéndose impuras, enfermas y sucias. Son apartadas de
su entorno para evitar dañar a sus seres queridos, porque están casi malditas.
Estas niñas tienen interiorizado que si
conviven durante los días que tienen la regla con otras personas, van a provocar
su desgracia, que las llevará a la ruina o a la enfermedad. Tradiciones basadas
en la ignorancia son, una vez más, el caldo de cultivo para marginar y
discriminar a las mujeres.
En algunos países, cuando las menores tienen su
primera menstruación, son sacadas del hogar y llevadas a cabañas a varios
kilómetros, donde deben estar solas esos días, generalmente pasando frío y
expuestas a peligros. En ocasiones estas niñas tienen que gastar el dinero de la comida en compresas y, por consiguiente, apenas tienen alimentos que llevarse
a la boca durante ese tiempo.
Cuando son más adultas las cosas siguen igual y
durante los días de la regla no pueden entrar en casa, no pueden trabajar ni ir a la escuela, no pueden
tocar alimentos, no pueden asistir a ningún acto social, no pueden sentarse al
lado de nadie, no pueden mirarse al espejo, no pueden tocar a los animales. En
resumen, no pueden, no pueden, no pueden... No pueden comportarse como personas normales.
En algunos países como Bangladesh, algunas
mujeres ocultan las compresas bajo tierra antes de usarlas, con la intención de
que no las pueda poseer ningún ente negativo.
Afortunadamente, ONG y mujeres activistas intentan,
por medio de la información, que esas costumbres no se perpetúen. De este modo
se consigue que mujeres que han vivido esa mala experiencia de pequeñas, no la
transmitan a sus hijas.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
Para saber más
No hay comentarios:
Publicar un comentario