Actualizado el 28 de febrero de 2025
La pena de muerte, también conocida como pena capital, es una vulneración clara de los derechos humanos, además de ser un acto inhumano y cruel. A lo largo de la historia, esta práctica ha sido utilizada por distintas sociedades para castigar delitos de toda índole. Su aceptación y aplicación varían enormemente de un país a otro y en el siglo XXI todavía se debate sobre su eficacia y legitimidad, y las organizaciones de derechos humanos la siguen rechazando frontalmente.
A pesar de que el derecho internacional de los derechos humanos prohibe aplicar la pena de muerte a menores de 18 años, hay países que se saltan la ley continuamente. Se pueden nombrar a China, Irán, Pakistán, Sudán, Arabia Saudí, Estados Unidos, Nigeria, Republica del Congo y Yemen.
En el año 2023, los países que realizaron más ejecuciones fueron Irán, Somalia, China, Arabia Saudí y Estados Unidos. A pesar de la opacidad que existe, se sabe que China sigue estando en un triste primer lugar, seguida Irán y Arabia Saudí. Las ejecuciones aumentaron un 31% respecto al año 2022.
La pena de muerte en la antigüedad
Platón (427-347 a.C.) argumentaba a su favor que era un medio ideal para hacer desaparecer de la sociedad a individuos perjudiciales, a los que consideraba incorregibles y enfermos incurables que podían contagiar con sus malos hábitos al resto de personas.
Motivos para decir NO a la pena de muerte
- Se legaliza el homicidio en una clara vulneración de los Derechos Humanos.
- Se cometen errores y cuando se quita la vida a una persona, ese error ya no puede ser solventado. Desde el año 1973, en Estados Unidos, más de 150 condenas a muerte han sido revocadas. En algunos casos, las personas ya habían sido ejecutadas.
- En distintos países, como Sudán o Irán, la pena de muerte se utiliza para condenar a opositores políticos.
- Los juicios son en muchas ocasiones injustos. Países como China e Irán basan muchas de sus condenas a muerte en confesiones obtenidas mediante tortura.
- No existe ninguna prueba, después de tantos años, de que la pena de muerte sirva para reducir el crimen. El 88% de los presidentes de las más importantes sociedades académicas de criminología de EEUU, aseguran que la pena capital no disminuye el número de asesinatos.
- La orientación sexual puede condenar a una persona a muerte en algunos países como Afganistán, Irán, Pakistán, Sudán, Brunei, Mauritania, Yemen y Arabia Saudí.
- La pobreza y la raza reducen las posibilidades de poder acceder a una defensa adecuada y, por lo tanto, estas personas tienen más riesgo de sufrir una condena injusta. Una investigación llevada a cabo en California demostró que las personas de raza negra que mataron a blancos tenían tres veces más probabilidades de ser condenadas a muerte, que aquellas que mataron a negros.
Motivos para la esperanza
Afortunadamente, se ve un rayo de luz en tan temebrosa oscuridad, ya que a pesar de que aumentan el número de ejecuciones, cada vez son menos los países que realizan esta práctica. En el año 2023, fueron abolicionistas 112 países y 144 habían eliminado la ley o no se llevaba a la práctica.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
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