jueves, 7 de julio de 2016

Pena de muerte: matar legalmente

Actualizado el 28 de febrero de 2025


La pena de muerte, también conocida como pena capital, es una vulneración clara de los derechos humanos, además de ser un acto inhumano y cruel. A lo largo de la historia, esta práctica ha sido utilizada por distintas sociedades para castigar delitos de toda índole. Su aceptación y aplicación varían enormemente de un país a otro y en el siglo XXI todavía se debate sobre su eficacia y legitimidad, y las organizaciones de derechos humanos la siguen rechazando frontalmente.

A pesar de que el derecho internacional de los derechos humanos prohibe aplicar la pena de muerte a menores de 18 años, hay países que se saltan la ley continuamente. Se pueden nombrar a China, Irán, Pakistán, Sudán, Arabia Saudí, Estados Unidos, Nigeria, Republica del Congo y Yemen.

En el año 2023, los países que realizaron más ejecuciones fueron Irán, Somalia, China, Arabia Saudí y Estados Unidos. A pesar de la opacidad que existe, se sabe que China sigue estando en un triste primer lugar, seguida Irán y Arabia Saudí. Las ejecuciones aumentaron un 31% respecto al año 2022.


La pena de muerte en la antigüedad


La pena de muerte se aplica desde tiempos remotos. En la Antigua Roma se ejecutaba a los traidores a la patria, pero se ha utilizado en distintos lugares y por los delitos más diversos: embriaguez continuada, delitos sexuales, delitos militares, etc. Asimismo, también han variado las formas de aplicación: decapitación, garrote vil, horca, lapidación, hoguera, etc.


Silla eléctrica


Platón (427-347 a.C.) argumentaba a su favor que era un medio ideal para hacer desaparecer de la sociedad a individuos perjudiciales, a los que consideraba incorregibles y enfermos incurables que podían contagiar con sus malos hábitos al resto de personas.


Motivos para decir NO a la pena de muerte


  • Se legaliza el homicidio en una clara vulneración de los Derechos Humanos.
  • Se cometen errores y cuando se quita la vida a una persona, ese error ya no puede ser solventado. Desde el año 1973, en Estados Unidos, más de 150 condenas a muerte han sido revocadas. En algunos casos, las personas ya habían sido ejecutadas.
  • En distintos países, como Sudán o Irán, la pena de muerte se utiliza para condenar a opositores políticos.
  • Los juicios son en muchas ocasiones injustos. Países como China e Irán basan muchas de sus condenas a muerte en confesiones obtenidas mediante tortura.
  • No existe ninguna prueba, después de tantos años, de que la pena de muerte sirva para reducir el crimen. El 88% de los presidentes de las más importantes sociedades académicas de criminología de EEUU, aseguran que la pena capital no disminuye el número de asesinatos.
  • La orientación sexual puede condenar a una persona a muerte en algunos países como Afganistán, Irán, Pakistán, Sudán, Brunei, Mauritania, Yemen y Arabia Saudí.
  • La pobreza y la raza reducen las posibilidades de poder acceder a una defensa adecuada y, por lo tanto, estas personas tienen más riesgo de sufrir una condena injusta. Una investigación llevada a cabo en California demostró que las personas de raza negra que mataron a blancos tenían tres veces más probabilidades de ser condenadas a muerte, que aquellas que mataron a negros.

Motivos para la esperanza


Afortunadamente, se ve un rayo de luz en tan temebrosa oscuridad, ya que a pesar de que aumentan el número de ejecuciones, cada vez son menos los países que realizan esta práctica. En el año 2023, fueron abolicionistas 112 países y 144 habían eliminado la ley o no se llevaba a la práctica.

Beatriz Moragues - Derechos Reservados



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