Las
palabras poseen un mundo propio, un universo particular donde se entrelazan
para transmitir conocimientos, sensaciones y emociones. Es un cosmos de letras
y espacios, donde se da vida a lo que no existe. En el mundo de las palabras, nombrar
algo es otorgarle vida, del mismo modo que borrarlo, es quitársela. En la
mitología vasca se afirma que algo no existe hasta que no se le nombra.