Los CIEs
son Centros de Internamiento de Extranjeros, donde se encierra a personas que
están en España de manera irregular. No son cárceles, aunque funcionan de
manera muy parecida, con el agravante de que no cumplen la normativa de
cualquier centro penitenciario, además de que existe una casi absoluta opacidad
de lo que ocurre en su interior.
Las
personas solo pueden permanecer internadas en estos centros durante un máximo
de 60 días, al cabo de los cuales, si no son devueltas a su país de origen, se
las debe dejar en libertad. Menos del 50% son expulsadas de España.
Los
extranjeros que allí se encuentran no han cometido ningún delito, a pesar de
que estos centros están gestionados por la policía y dependen del Ministerio
del Interior. Distintas ONG llevan denunciando durante mucho tiempo, que en
ellos se vulneran los Derechos Humanos en muchas ocasiones. Estas ONG tienen
permisos parciales para acceder a ellos y a la prensa, prácticamente nunca se
le permite entrar.
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CIE de Aluche, Madrid |
Diferentes
organizaciones humanitarias han denunciado hacinamiento de los internos, falta
de defensa legal, maltrato, incomunicación y ausencia de asistencia sanitaria
continua.
En
España estos Centros de Internamiento de Extranjeros surgen en el año 1985,
algunos de ellos ubicados en antiguas prisiones, cerradas por las malas
condiciones en las que se encontraban. Existen siete en todo el país: La Piñera
(Algeciras), Sangonera La Verde (Murcia), Barranco Seco (Las Palmas), Zona
Franca (Barcelona), Aluche (Madrid) y Zapadores (Valencia).
Samba Martine
El caso
de Samba Martine, es el más grave que ha ocurrido hasta ahora en los CIEs. Esta
congoleña murió en el CIE de Aluche, en diciembre de 2011, por no recibir el
tratamiento médico que necesitaba, a pesar de que las autoridades del centro
tenían conocimiento de su enfermedad y ella pidió hasta diez veces asistencia
sanitaria.
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Tumba de Samba Martine Autor: Olmo Calvo |
Esta
mujer, cuyo único delito fue buscar un futuro mejor para ella y para su hija de
nueve años, murió sufriendo y sin recibir ninguna atención médica.
Se tramitó una denuncia y la Audiencia
Provincial reconoció que el terrible suceso no debería haber ocurrido nunca.
Los CIEs, cárceles sin ley
Estos
Centros de Internamiento de Extranjeros son un resultado más de las políticas
migratorias de la Unión Europea, la misma UE que ha recibido este año 2017 el
Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, la misma que provoca con sus políticas
de fronteras, que miles de personas mueran en las aguas del Mediterráneo. En el
2016 fueron 3800 las que perdieron la vida huyendo de la violencia.
Existen
algunas diferencias entre los CIEs, dependiendo de dónde se encuentren, pero en
general las personas que han estado internadas en estos centros, aseguran que
han recibido peor trato que si se encontraran en prisión, a pesar de no haber
cometido ningún delito. No son centros penitenciarios, pero funcionan como
tales, privando a las personas de libertad en contra de su voluntad.
Los
internos tienen un tiempo limitado para comer, no cuentan con ningún abogado
que les explique sus derechos, casi nunca tienen traductores y cada día visitan
al médico un número limitado de personas, al margen de cuantos enfermos haya o
en qué medida lo necesiten. Además, solo pueden recibir una visita diaria, con
una mampara por medio y tienen que hablar por medio de un telefonillo. Exactamente
igual que una cárcel.
Es muy
importante entender que al no considerarse centros penitenciarios, los CIEs se
colocan en una tierra de nadie, sin control y sin la obligación de aplicar una
normativa que impida que se vulneren los derechos de las personas.
El negocio de los desplazados
Quienes se
ven obligados a abandonar sus países, lo hacen generalmente para huir de la
violencia y la muerte, buscando un horizonte mejor para ellos y sus familias. En
épocas pasadas lo hemos tenido que hacer los españoles y actualmente mucha
gente joven se ha visto obligada a irse de nuevo para buscar un futuro más
prometedor.
La gente
que viene a Europa de África es un porcentaje pequeño, la mayoría se quedan en
el propio continente y se desplazan por él buscando un lugar donde instalarse. Sin
embargo, se nos vende la imagen de que esto es una especie de invasión y de que
estas personas nos quitan el trabajo, haciendo que empeoren la sanidad y la
educación. Es el divide y vencerás, la lucha de pobres contra pobres. Pero son
políticas neoliberales, donde impera la ley del más fuerte, las que están acabando
a pasos agigantados con todos los derechos de los ciudadanos, de todos, no solo
de los extranjeros.
Se
impone una política de puertas cerradas para los migrantes, obligándoles a
llegar por rutas muy peligrosas en donde muchos se dejan la vida. Y aunque
parezca contradictorio, en realidad no se desea que no lleguen, lo que se busca
es que lleguen en las condiciones que llegan, de absoluta vulnerabilidad y sin
derechos, para que sean pasto fácil para la explotación.
Esa
hipotética seguridad que se busca, donde los CIEs son un eslabón más, es también
un gran negocio. Se destinan grandes cantidades de dinero para fortalecer las
fronteras, al tiempo que se desplaza hacia el exterior el control, promoviendo
que otros países hagan de filtro para impedir la entrada de migrantes, países
como Turquía y Marruecos. En años pasados también fue Libia, con Gadafi al
frente.
Las
mafias que comercian con la vida de las personas más vulnerables, son otro gran
negocio que mueve ingentes cantidades de dinero y del que desconocemos quienes
manejan realmente los hilos.
Las políticas
neoliberales de la Unión Europea nos están acercando cada día más a un oscuro
precipicio cuyo fondo es similar al de tiempos pasados, a los cuales no deberíamos
regresar. Los Derechos Humanos son algo que queda cada vez más olvidado y que
importa menos.
Creemos que esta élite
política está atacando solo a los migrantes, pero en realidad, los derechos que
están vulnerando son los de todos los ciudadanos y especialmente, los de las
minorías.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
Gracias al fotógrafo Olmo Calvo por ceder su fotografía de la "Tumba de Samba Martine" para ilustrar este artículo.
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