Hay periodistas, generalmente freelance, que se juegan la vida y se dejan
el alma para captar esa instantánea o escribir ese texto, con la esperanza de
que remueva algo en el interior de este civilizado y lejano mundo, sabiendo,
sin embargo, que su efecto durará lo que los intereses informativos o políticos
decidan en ese momento.
El
camino que ha llevado la humanidad desde el principio de los tiempos está
rebosante de violencia. Mirar
atrás es la mejor manera de comprender algunas cosas que ocurren en la
actualidad.
Existen
muertos de primera y muertos de segunda. La muerte de alguien en el mundo rico,
se convierte en noticia de inmediato y todos sabemos de su vida, de sus sueños,
de la gente que le quería. La muerte de un latinoamericano, africano o
asiático, no pasa de ser un número más y en ocasiones ni eso. Y las guerras
casi siempre estallan en los países donde las personas no son más que números.
Existe una
ley de control de armas que prohíbe vender armas a países que vulneren los
derechos humanos, que tengan conflictos internos o que puedan utilizar esas armas
contra sus ciudadanos, pero no se cumple. Si echamos la vista atrás, España
vendió armas a 22 países a los que según esa ley no debía hacerlo. Esto ocurrió
en el año 2008 y así ha seguido.
Los
conflictos armados se mantienen, o incluso se provocan, generalmente por
razones económicas. Y cuando algo se frena, usualmente también está el dinero
detrás, aunque nos vendan que se hace por motivos humanitarios.
La venta de armas
La venta
de armas es un negocio inmenso, la guerra es un negocio ingente, por eso sigue
y seguirá, a costa del sufrimiento de millones de personas inocentes. Las armas
que utilizan los países pobres para masacrarse, se las vendemos nosotros, los
ricos, los privilegiados.
Entre Estados
Unidos y Rusia venden el 48% de material bélico al resto del mundo, y los demás
países les siguen. Por ejemplo, Francia exportó 4800 millones de euros en
armamento en el año 2012, tres años más tarde la cifra ascendió a 12000
millones de euros.
En
España las cifras también han ido ascendiendo a cada cambio de gobierno. Con
José María Aznar eran 400 millones de euros los que dejaban la venta de armas,
con José Luis Rodríguez Zapatero llegamos a los 2400 millones. A día de hoy, la
cifra está alrededor de los 4000 millones.
Según el Instituto
Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), desde el año 2010
al 2014, España fue el séptimo país exportador de armas. Y en 2013 se colocó en
cuarto lugar entre los países que forman parte de la Unión Europea. En el año
2014, una de cada cuatro operaciones tenía por destino Oriente Próximo.
En
realidad, nada es azar. Hay “cabezas pensantes” que
tienen claro cuales deben ser los conflictos armados que deben estallar en los
próximos años. Y además de los intereses económicos, o ligados a ellos, también
cuenta el hecho de dominar determinados lugares y controlar sus recursos en
beneficio propio.
Detrás de las cifras hay
personas, seres humanos que tan solo han cometido el delito de nacer en el
lugar equivocado. Algunos saldrán adelante y otros muchos se quedarán en el
camino, como un número más. La televisión nos seguirá mostrando lo de cada día, como un mantra aburrido al que no prestamos apenas atención. Mientras, otros conflictos, como Yemen o Sudán del Sur, se consumirán en el olvido. Y con ellos, sus gentes.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
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